Recuerdo que de niña, cuando estaba en inicial, había un niño que me molestaba todo el tiempo, cada momento que podía venía y me jodía. Siempre he sido una persona solitaria de pocos amigos, en ese entonces también solía ser así. Pero hubo un día que ese niño sobre paso los límites de mi amplia paciencia. Era hora del receso y estaba jugando en el columpio, cuando de pronto veo que la profesora de inglés cruzaba el patio (ella era muy querida por todos los niños de jardín) es entonces que todos se acercan a ella y la abrazan, yo también la estimaba mucho así que hice lo mismo. Recuerdo claramente que ese día, yo llevaba falda porque habría una actuación o algo similar, es entonces que me acerco al gran túmulo de niños y de pronto, casi y sin darme cuenta veo que Manuel (Así se llamaba este indeseable niño) estaba detrás mio. Decidí restarle importancia y continué intentando acaparar la atención de mi profesora de la cual me separaba una gran cantidad de niños. Cuando de pronto, dentro del tumulto, siento que una mano empezaba a meterse por debajo de mi falda y a tocarme partes que mi mami siempre me dijo que no deberían ser tocadas por nadie. Fue tal mi indignación que salí corriendo del lugar, era obvio que había sido él. Sentí un asco que jamás había sentido, tenía muchas ganas de llorar. Fue terrible, aún lo recuerdo.
Demore en regresar a mi salón, el receso ya había terminado y la profesora me grito por haberme aparecido después de que sonara la campana. Mientras esta me regañaba, él me miraba desde el otro extremo del salón, con cara burlona, sonrisa maliciosa. Volví a sentir ese asco y me puse a llorar. Debo recalcar que solo tenía 4 o 5 años. La profesora intento calmarme y me pregunto si algo me había pasado. Yo le conté lo sucedido. Desde ese entonces, Manuel nunca más volvió a acercarse a mí. No se muy bien que pasó con el después. Solo recuerdo haber visto a mi profesora hablando con él muy seriamente, y este a su vez tenía la cabeza gacha.Talvez exagero un poco yendo tan atrás, pero es uno de los recuerdos de mi infancia que más me asquean. Apuesto que si hubiese sido una niña, me hubiera dado igual e incluso me hubiese causado gracia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario